lunes, 15 junio 2020

Corren tiempos extraños. Y en medio de todo este caos, mientras hacemos todo lo posible por quedarnos en casa, tenemos una pregunta un tanto peculiar para ti: ¿Cuántos de nosotros estamos cumpliendo nuestros propósitos de año nuevo?

 

Nadie habría pensado en enero de este año que, unas semanas más tarde, todos estaríamos aislados para protegernos contra una pandemia mundial. Ahora todos nos estamos distanciando socialmente, cuidando a nuestros seres queridos y tratando de protegernos contra una enfermedad que aún no terminamos de entender completamente.

Cada día se nos presentan cambios en aquellas cosas que damos por sentado. Desde la cancelación de actos deportivos, hasta las oficinas que trabajan completamente en línea, pasando por el cierre de los centros educativos y los pedidos a domicilio de los restaurantes. Estas medidas están cambiando nuestra realidad.

Todos los años, nos proponemos una serie de propósitos para mejorar como personas. A los pocos meses, la mayoría de nosotros empezamos a decaer porque nunca tenemos «tiempo suficiente». Ahora, inesperadamente, disponemos de mucho tiempo libre. Ahora, de repente, no tenemos que darnos prisa para ir a trabajar por la mañana. Ahora ya no tenemos tantos entretenimientos por la noche, como comer fuera, los partidos deportivos o ir de compras.

Ahora nos enfrentamos cara a cara a nosotros mismos. Sin las excusas de distracciones externas, ¿quiénes somos?, ¿en qué invertimos nuestro tiempo? Quizás, en un mundo que definía en exceso nuestra autoestima por lo que somos en público, este es un recordatorio para trabajar igual de duro en lo que somos en privado.

Tal vez éste es el momento ideal para quitar el polvo de viejas ideas y volver a revisar las mejoras y propósitos que queríamos conseguir a principios de año. Y, tal vez, también podamos invertir este tiempo en fortalecer nuestra espiritualidad antes de la llegada de Ramadán, ya que todos estamos en casa.

Muchos de nosotros esperamos el Ramadán como un momento para recargar y conectar. Todo el año, esperamos ansiosamente sus beneficios y bendiciones. Deseamos que lleguen los iftars (rupturas del ayuno) familiares, las oraciones en congregación y las oportunidades para mejorar.

Pero a medida que nos damos cuenta de que el mes de Ramadán puede ser muy diferente este año desde casa, no debemos perder sus beneficios y la oportunidad oculta que nos brinda. El desafío será desarrollar nuevas rutinas para lograr nuestros objetivos durante ese mes tan especial. Y, este año, sin las rutinas habituales que ocupan nuestro tiempo, este trabajo puede comenzar ahora mismo.

A medida que nos damos cuenta de que el mes de Ramadán puede ser muy diferente este año desde casa, no debemos perder sus beneficios y la oportunidad oculta que nos brinda.

Dedicándole un poco de tiempo cada día, podrás dar la bienvenida a Ramadán este año con tranquilidad e ilusión, en lugar de tristeza y ansiedad. Los frutos de los esfuerzos en trabajar en uno mismo se darán en aquellos momentos que más los necesitemos.

A continuación, te dejamos algunos consejos sobre cómo comenzar a trabajar en ti mismo durante este tiempo:

Aprovecha tu tiempo adicional en casa por la mañana y por la tarde

Ahora que ya no tenemos que invertir nuestro tiempo en desplazarnos para ir al trabajo, es un buen momento para crear una rutina matutina y vespertina alejada del estrés. Establece hábitos saludables que puedas usar también en el suhur iftar, que te ayudarán a tener un Ramadán más bendecido.

 

  1. Crea una rutina matutina que no sea estresante

Ahora no es momento de permanecer dormidos y levantarnos solo para trabajar. Aunque estés en casa, levántate temprano y desayuna bien y saludablemente. Mira si puedes trabajar en algunos proyectos personales si tienes tiempo adicional (como esos estiramientos matutinos que siempre quisiste hacer). Idealmente, el trabajo no debería ser el comienzo de tu día, sino una parte de tu mañana.

  1. Inicia el hábito de recitar súplicas matutinas

Aunque no puedas quedar con tus compañeros de trabajo para tomar un café por la mañana, lo que puedes hacer es aprovechar ese tiempo para conectar con tu espiritualidad. Establece un momento para alejarte de tu escritorio todas las mañanas durante 15 minutos y bendecir al Profeta y recitar súplicas que te ayudarán e, incluso, hacer un poco de dikr. Te puede servir de ayuda para concentrarte y aliviar el estrés. Conviértelo en un hábito que se mantenga durante todo el Ramadán y cuando todo vuelva a la normalidad.

  1. Establece una rutina para ir a dormir que te ayude a relajarte

Has pasado todo el día pegado a tu ordenador. Y, lo más probable es que hayas estado más tiempo frente a la pantalla viendo películas o las noticias de la noche. Así que busca el «sleep hygiene» antes de acostarte (busca esos términos para obtener más ideas). Apaga las pantallas y lee un libro. Habla con tu familia. Tal vez empezar ese proyecto de arte que has querido hacer desde años. Esto te ayuda a aumentar la concentración, que te servirá además para los rezos nocturnos durante el Ramadán.

Reservar tiempo para otros proyectos a diario, espirituales y personales

Una vez más, podemos valernos del tiempo que nos sobra como una oportunidad para hacer esas cosas que siempre quisimos hacer y que la excusa del “si tuviese tiempo” nos lo impedía. ¿Siempre quisiste probar una nueva afición? Ahora tienes la oportunidad. ¿Abrir una cuenta de memes en las redes sociales? He aquí tu oportunidad. ¿Prepararte mejor para Ramadán memorizando el Corán? He aquí un decreto divino que te está ayudando a hacerlo desde casa.

  1. Dedícale tiempo a tus rezos

Todos nos hemos quejado alguna vez de nuestra falta de khushu’ (concentración) en los rezos, y cuántas veces habremos rezado apresurados. Ahora es tu oportunidad de tomarte tu tiempo mientras te quedas en casa. Comienza haciendo la ablución meticulosamente. Haz que tu intención sea sincera. Y, luego, tómate tu tiempo en las súplicas y dhikr. Haz que sea un punto de reconexión con tu Señor.

  1. Desarrolla un plan y síguelo

Aparca todo cuando vayas a desarrollar tu plan y márcate el tiempo que le dedicarás en el calendario. Pídele a tu familia que no te moleste en ese momento y deja de lado todas las distracciones como las notificaciones del móvil. Tómatelo en serio y especifica qué harás en cada momento. «Voy a memorizar más Corán» no es útil. Selecciona con antelación las azoras y qué días le dedicarás a cada una. De esta manera, cuando llegue el momento, solo tendrás que seguir tu propio plan.

  1. No intentes hacer demasiados cambios de golpe

Es muy fácil ser demasiado ambiciosos e intentar cambiarlo todo a la vez. Éste es un camino seguro hacia un fracaso doloroso. La motivación es un recurso limitado en nuestra psique. Cuanta más la usemos, menos tendremos. Es por ello que, si comienzas demasiadas cosas a la vez (por ejemplo, desarrollar una nueva habilidad, memorizar el Corán  y emprender un nuevo negocio), una o más de estas cosas no sucederán y es más probable que renuncies a todas ellas . Por lo tanto, establece pequeñas metas alcanzables y celebra sus victorias.

Busca maneras de mantener los lazos con la comunidad desde casa

Especialmente en los tiempos difíciles, encontramos consuelo y apoyo cuando estamos juntos. Y, aunque las circunstancias son bastante inusuales, es importante no dejar que el estrés ante lo que está sucediendo nos separe. De hecho, el aislamiento social puede empeorar los problemas de salud mental y física preexistentes a la crisis. A continuación, os presentamos  algunas ideas sobre cómo podemos establecer esos lazos con la comunidad y apoyarnos mutuamente.

  1. Preparando la cena juntos

La comida es el lenguaje universal que todos compartimos. Cenar juntos todos los días os da la oportunidad a todos de estar en contacto y relajarse al final del día. Para hacerlo más fácil, establece un horario y avisa a todos de la hora de cenar. ¡Y que sea un esfuerzo grupal! Pídele a cada persona en casa que se encargue de algo para la cena, ya sea cocinar, poner la mesa, recalentar las sobras o preparar una ensalada. Con los horarios de todos alineados, es una excelente manera de establecer una rutina que traerá una sensación de normalidad cuando llegue el mes de Ramadán.

  1. Convertir los rezos en un asunto familiar

Rezar con tu familia o compañero de piso es una forma de inculcar la comodidad y la serenidad que sentimos cuando nos unimos. No solo es un acto digno de elogio que permite obtener una mayor recompensa y perdón, sino que también es un medio para que podamos calmar y controlar nuestra ansiedad en estos tiempos tan difíciles. Estos momentos diarios de rezo en congregación serán los que más echemos de menos durante el mes de Ramadán. E, incluso, si vives solo, sintoniza programas en línea que ayudan a fomentar ese sentido de comunidad y recarga tsu espiritualidad.

  1. Elige alguna actividad que incremente vuestra espiritualidad en familia

Aprovecha el tiempo libre que tengas para pasar buenos momentos en familia. Propónle a tus seres queridos alguna actividad que os prepare para recibir juntos el mes de Ramadán. Puede ser establecer una hora determinada a recitar y memorizar el Corán en familia o de forma virtual con tus amigos, compañeros y familiares que no residen contigo. Poned un objetivo común y seguid un plan para conseguirlo.

  1. Que en tus elecciones estén la misericordia, la compasión y la caridad

Y, por último pero no por ello menos importante, este es un momento para ser amables, generosos y empáticos. Esta pandemia nos está enseñando a trabajar juntos para garantizar la salud, la seguridad y la dignidad de todos a nivel global. Es un recordatorio de que nuestra respuesta debe ser como un cuerpo: si se siente dolor en una extremidad, todo el cuerpo reacciona en vigilia como consecuencia. Reflexionando en todas las bendiciones que damos por sentado y los privilegios que tenemos, ahora es nuestra oportunidad de compartir estas bendiciones con las personas más necesitadas.

 

Esperamos que esta lista te ayude a reflexionar sobre ti mismo y tomar decisiones que te fortalezcan para conseguir tus objetivos. Un día sin las distracciones y rutinas a las que estamos tan acostumbrados es una oportunidad para priorizar nuestra propia espiritualidad y autodesarrollo. Al tomar estas decisiones, también podemos prepararnos de antemano para el momento más bendecido del año y sentirnos preparados para Ramadán.

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