La crisis humanitaria se agrava en Afganistán
La crisis humanitaria en el este de Afganistán sigue empeorando, y las evaluaciones sobre el terreno revelan una situación catastrófica.
Los equipos de emergencia solo han logrado llegar hasta ahora a una parte de las aldeas afectadas, pero los datos recopilados ya muestran un panorama sumamente dramático. Miles de familias han perdido sus hogares, sus bienes y sus reservas de alimentos.
Pueblos enteros han sido arrasados, y muchas personas se han quedado sin ningún tipo de refugio, obligadas a vivir al aire libre, expuestas al mal tiempo y al frío. La mayoría de las viviendas están totalmente destruidas o gravemente dañadas, lo que hace imposible regresar en condiciones seguras.
El número de víctimas es muy elevado y el sistema sanitario local está colapsado: muchos centros no funcionan y, en los que siguen operativos, faltan medicamentos y equipos básicos. La necesidad de atención médica es enorme y crece día a día, mientras miles de personas carecen de acceso a agua potable o a servicios de saneamiento adecuados.
Las condiciones en las aldeas afectadas son desesperadas. Casi todas las familias lo han perdido todo: ropa, mantas, utensilios domésticos.
Muchos mercados están cerrados o son inaccesibles, y donde permanecen abiertos, los precios son tan elevados que resultan inalcanzables para la mayoría de las personas. Además, acceder a las zonas más aisladas es un gran desafío: algunas áreas son inaccesibles por tierra, y los equipos de rescate deben enfrentarse continuamente a obstáculos relacionados con el terreno montañoso y los daños en las infraestructuras.
En este contexto, las acciones prioritarias se centran en la provisión urgente de tiendas familiares y bienes no alimentarios de primera necesidad. Sin embargo, también es fundamental iniciar cuanto antes la construcción de refugios transitorios más resistentes, ante la inminente llegada del invierno.
Es imprescindible reforzar los servicios sanitarios, proporcionando atención a los heridos, medicamentos y ambulancias, garantizar el acceso al agua potable y prevenir el riesgo de epidemias mediante la distribución de kits de higiene y la construcción de letrinas.
La seguridad alimentaria sigue siendo una de las principales emergencias: existe una necesidad urgente de raciones de alimentos, comidas preparadas y apoyo nutricional, especialmente para niños y madres. Siempre que sea posible, es esencial ofrecer también ayuda económica directa, para que las familias puedan adquirir por sí mismas lo que más necesitan, de manera autónoma y digna.