Un año después de la caída del gobierno de Assad, Siria necesita urgentemente un mayor apoyo internacional para reconstruirse y recuperarse, advierte Islamic Relief.
La comunidad internacional debe aprovechar este “momento de oportunidad” para ayudar a construir un futuro positivo para Siria, o corre el riesgo de que el país vuelva a caer en la inestabilidad.
Más de 14 años de crisis han destruido viviendas e infraestructuras, devastado la economía y dejado al 80% de la población desempleada y dependiente de la ayuda humanitaria. Aunque durante el último año se han iniciado algunos trabajos de reconstrucción, la magnitud de las necesidades sigue siendo enorme: el 40 % de las escuelas continúan dañadas y alrededor del 60 % de los centros de salud están fuera de funcionamiento.
Los gobiernos internacionales deben invertir urgentemente en ayuda humanitaria, reconstrucción de infraestructuras y servicios esenciales, reactivación económica y reintegración de Siria en el sistema financiero global. Las recientes medidas para aliviar algunas sanciones han tenido un impacto positivo, pero otras restricciones financieras siguen bloqueando el flujo de efectivo y obstaculizando la recuperación. Al mismo tiempo, los gobiernos están presionando cada vez más a los sirios para que vuelvan a su país mientras recortan la ayuda, de forma que muchas personas tienen poco o nada a lo que volver. Cualquier retorno debe ser voluntario y conforme al derecho internacional.
El Dr. Ali Demir, director ejecutivo de Islamic Relief en Siria y Turquía, afirmó:
“Este es un momento crítico y una ventana de oportunidad para ayudar al pueblo sirio a construir un futuro positivo tras tantos años de sufrimiento. Con el apoyo internacional adecuado, podemos ver una esperanza real y avances en la vida de las personas. Pero si el mundo mira hacia otro lado, el país podría deslizarse rápidamente de nuevo hacia la inestabilidad, lo que tendría graves consecuencias en todo Oriente Medio.
Muchas personas están volviendo a aldeas que creían no volver a ver nunca. Sin embargo, encuentran sus hogares, escuelas y centros de salud reducidos a escombros, y casi no existen oportunidades de empleo remunerado. Además, numerosas vidas se han perdido a causa de artefactos explosivos sin detonar que aún permanecen dispersos entre las ruinas y las tierras agrícolas.
Millones de personas continúan desplazadas porque temen que, junto a sus hijos, no haya nada a lo que regresar. Siguen viviendo en campamentos donde los servicios básicos se han deteriorado gravemente a causa de los recortes globales de la ayuda. Nuestro equipo habla a diario con personas que ni siquiera pueden asumir el costo del viaje de vuelta a sus aldeas, y mucho menos iniciar la reconstrucción de sus hogares destruidos.
La comunidad internacional no puede fallar ante esta prueba urgente. Es imprescindible un paquete de inversión que garantice la asistencia humanitaria, reactive la economía, reconstruya infraestructuras y servicios esenciales, y genere nuevos medios de vida.»
La crisis siria ha generado una de las mayores poblaciones desplazadas del mundo, tanto dentro como fuera del país. En el último año, las estimaciones de la ONU indican que más de 1,2 millones de personas refugiadas y 1,9 millones de personas desplazadas internas han regresado, pero muchas de ellas siguen enfrentándose a graves carencias alimentarias, falta de empleo y ausencia de vivienda. No obstante, más de 7,5 millones de personas continúan desplazadas dentro de Siria.
Las condiciones en los campamentos de personas desplazadas están empeorando a medida que se agotan los fondos. Una encuesta reciente liderada por la ONU reveló que el 57 % de las personas que viven en campamentos planean permanecer allí porque sus hogares originales han sido destruidos, sus aldeas carecen de servicios o simplemente no disponen de recursos para regresar. Otras enfrentan dificultades para demostrar la propiedad de tierras y viviendas, ya que los documentos se han perdido o destruido.
Los artefactos explosivos sin detonar representan otro gran desafío para el retorno. Al menos 600 civiles han fallecido y más de 1.200 han resultado heridos por estos explosivos durante el último año, sumándose a las más de 100.000 personas que han perdido extremidades en la última década. Islamic Relief gestiona un centro que proporciona prótesis, el cual se encuentra desbordado por la cantidad de personas que necesitan tratamiento.
Los esfuerzos de recuperación y reconstrucción deben estar liderados por los propios sirios, incluida una sociedad civil fortalecida, para que sean eficaces y sostenibles. No obstante, Islamic Relief insta a la comunidad internacional a apoyar estos esfuerzos mediante acciones concretas, entre ellas:
- Restablecer el acceso financiero y estabilizar la crisis de liquidez. Se valoran positivamente los recientes pasos para aliviar algunas sanciones, pero otras siguen vigentes y deben levantarse por completo. La grave escasez de liquidez y los estrictos requisitos de licencias para transferir dinero a Siria continúan retrasando y limitando la recuperación, la ayuda humanitaria y las remesas familiares.
- Financiar la ayuda humanitaria. Los recortes globales de ayuda están ralentizando la recuperación: a finales de año, el llamamiento de la ONU para Siria en 2025 solo ha recibido el 29 % de los fondos necesarios para salvar y reconstruir vidas.
- Reconstruir viviendas y servicios esenciales, especialmente en los sectores de salud, educación, agua y energía. Alrededor de 3 millones de niños y niñas siguen fuera de la escuela.
- Invertir en la economía. Es necesario un paquete de inversión que cree empleos dignos, impulse el sector comercial y los mercados locales, y haga frente a la inflación descontrolada, que actualmente ronda el 120 %.
- Respetar y proteger la integridad territorial de Siria, mientras la violencia continúa causando muertes y desplazamientos de civiles en algunas zonas del país.
Islamic Relief ha trabajado en Siria durante toda la crisis proporcionando ayuda de emergencia, apoyando los servicios de salud, construyendo nuevas viviendas, edificando y rehabilitando escuelas, mejorando los sistemas de agua y saneamiento, y promoviendo medios de vida sostenibles. El año pasado, su labor en Siria benefició a más de 1,8 millones de personas.