Saadeddine vive en un campamento palestino en el sur del Líbano con su hija y los tres hijos de ella.
A sus 67 años, sus problemas de salud hacen que mantener a la familia sea una lucha constante.
Anteriormente era taxista, pero ahora está desempleado debido a una sequedad severa en los ojos. A pesar de haber intentado otras formas de ganarse la vida, como montar un pequeño quiosco, su estado de salud le ha imposibilitado seguir trabajando.
“He tenido que depender de la generosidad de los demás, muchas veces mendigando para cubrir nuestras necesidades básicas”, cuenta.
Un familiar se ha ofrecido a cubrir los gastos de una cirugía que podría ayudar a Saadeddine a recuperar algo de independencia y mejorar su calidad de vida, pero mientras espera la operación, la vida sigue siendo difícil para él y su familia.
“Últimamente, todo ha perdido sentido para mí, incluso el Eid al-Adha. La alegría y el significado que esta ocasión especial solían tener han sido opacados por los abrumadores desafíos que enfrento a diario. La lucha constante por asegurar lo esencial, sumada a los problemas de salud y económicos, ha apagado el espíritu de celebración y esperanza. Incluso en un momento destinado a la felicidad y la unión, me resulta difícil experimentar la verdadera esencia del Eid al-Adha en medio de tantas dificultades.”