miércoles, 25 septiembre 2019

Esta experiencia ha estado llena de buenos momentos y alegrías, pero también de momentos agridulces y de muchas, muchas lágrimas. Sin duda me ha cambiado».

 

Houda Touibi Chiheb, voluntaria de Islamic Relief Barcelona nos explica su experiencia en el Líbano.

Houda con niños huérfanos sirios en clase de ciencias haciendo experimentos

Cuando recibí la noticia de que se me concedía la oportunidad de viajar al Líbano como voluntaria y poder ver de primera mano los proyectos que Islamic Relief lleva en el terreno, la sorpresa y la ilusión fue inmensa.

Nada más empezar el viaje pude apreciar cómo de diferente era la realidad que se vivía ahí cuando al despertar aquella primera mañana en el Líbano escuchamos el perturbante sonido de un tiroteo. Procedía tras las montañas que separaban el país de Siria. Puedo asegurar que fue muy distinto a escucharlo tras una pantalla. Muy distinto.

La primera parte del viaje consistió en el programa Summer Activities para huérfanos refugiados. Este se realizó con propósitos educativos y psicosociales, además de así dar una oportunidad a estos niños a hacer algo de lo que tristemente están poco acostumbrados: disfrutar de su infancia como es debido.

Una vez empezó el campamento y pude conocer a aquellos huérfanos, niños a los que la guerra les había arrebatado tanto y a los que ahora quiero y recuerdo con profundo cariño; después de visitar los campamentos de refugiados, donde nos recibieron con los brazos abiertos y nos ofrecieron de corazón lo único que literalmente tenían; después de oír sentados en aquellas tiendas sus desgarradoras historias, puedo decir con toda confianza que lo mejor que he hecho en mi vida ha sido poder haber aportado mi granito de arena en estos años que llevo como voluntaria para que los proyectos sigan llegando a estas personas.

Una de las cosas por las que sentí una gran impotencia fue el saber que una niña a quien conocí en un campamento de refugiados, Mariam, de 10 años, dejaría de ir a la escuela por falta de recursos aquel año, por lo que ni puedo imaginar la impotencia que debe sentir su madre y el resto de las madres que no tienen al alcance de sus manos poder dar a sus hijos la vida que quieren para ellos. No pude apreciar realmente hasta entonces el increíble impacto que conlleva el programa de apadrinamiento de huérfanos de Islamic Relief. Rezo para que estos huérfanos puedan tener la educación que merecen. Para que a pesar del dolor sufrido en esta etapa tan tierna de sus vidas puedan crecer como las personas que quieran ser. Para que puedan cumplir sus sueños…porque no creo que sea imposible. No si todos nosotros ponemos de nuestra parte.

Esta experiencia ha estado llena de buenos momentos y alegrías, pero también de momentos agridulces y de muchas, muchas lágrimas. Sin duda me ha cambiado.

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