Tres años tras el cambio de poder y millones de afganos siguen luchando en una de las crisis humanitarias más grandes y complejas del mundo.
La población afgana, la cual depende en gran medida de la ayuda humanitaria, está atrapada en ciclos de pobreza, desplazamiento y desesperación.
Afganistán corre el riesgo de convertirse en una crisis olvidada sin el apoyo y el compromiso constantes de la comunidad internacional, advierten Acción contra el Hambre (ACF), CARE Internacional (CARE), el Consejo Danés para los Refugiados (RDC), el Comité Internacional de Rescate (IRC), INTERSOS, Islamic Relief Worldwide (IRW), Consejo Noruego para Refugiados (NRC), People in Need (PiN), Save the Children International y World Vision International (WVI).
Afganistán está experimentando golpe tras golpe: la actual crisis económica, el legado de décadas de conflicto, los impactos del cambio climático y la crisis de género han cobrado un precio devastador en el país. A pesar de las mejoras en la situación general de seguridad del país, que ha facilitado el acceso a muchas regiones nuevas que antes eran inaccesibles, todavía hay innumerables desafíos que nos impiden llegar a todas las personas vulnerables de manera efectiva. El Plan de Respuesta y Necesidades Humanitarias de Afganistán (HNRP) 2024 muestra que se estima que 23,7 millones de personas necesitan asistencia humanitaria, el 52% de las cuales son niños y el 25% mujeres. La inseguridad alimentaria es rampante, 6,3 millones de personas siguen desplazadas dentro del país y el desempleo se ha duplicado en comparación con el año pasado.
Aunque la ayuda humanitaria ha actuado como un salvavidas para las comunidades afganas, el llamamiento de financiación humanitaria para 2024 ha recibido solo el 25 % de los fondos solicitados hasta el 13 de agosto de 2024. La reducción de la financiación humanitaria está afectando negativamente a la vida diaria de la población, y la falta de financiación a medio y largo plazo no ha hecho más que aumentar las vulnerabilidades subyacentes, lo que ha aumentado la carga humanitaria. Sólo este año, se han cerrado 343 equipos de salud móviles, lo que equivale al 52% de todos los equipos de salud móviles. Esto ha tenido un impacto significativo en la respuesta de salud y nutrición, ya que la población no puede acceder a servicios esenciales que salvan vidas.
Se espera que 12,4 millones de personas se enfrenten a una inseguridad alimentaria aguda que empeora, lo que podría dejar a más de medio millón de niños desnutridos privados de una nutrición que les salvaría la vida. Las madres también se ven afectadas de manera desproporcionada; por lo general, son las últimas en comer y las que menos comen. Las familias, especialmente los hogares encabezados por mujeres, se ven obligadas a tomar decisiones agonizantes para sobrevivir, incluida la reubicación de sus familias dentro del país, a menudo uniéndose a asentamientos informales, realizando peligrosos viajes a través de fronteras y enviando niños a trabajar.
La creciente brecha de financiación humanitaria, combinada con la interrupción de la asistencia para el desarrollo desde agosto de 2021, están empujando al país y a su gente a una pobreza y vulnerabilidad aún más profundas.
Los firmantes de esta declaración subrayan que la actual crisis en Afganistán no puede abordarse únicamente con asistencia humanitaria y que se requiere una respuesta integral, sostenida y contextualizada de la comunidad internacional. Afganistán necesita desesperadamente asistencia para el desarrollo a largo plazo para abordar las causas reales de la pobreza. El compromiso diplomático es crucial para crear un entorno propicio en Afganistán que apoye la ampliación de los esfuerzos de ayuda internacional para incluir proyectos de desarrollo junto con la asistencia de emergencia.
El actual enfoque aislacionista de la mayoría de los países donantes no respalda soluciones duraderas a los desafíos que enfrenta el pueblo de Afganistán, especialmente los niños, las mujeres, los grupos étnicos y otros grupos marginados. Esto requiere una cooperación continua entre los actores humanitarios y de desarrollo, incluidas las organizaciones locales, con el sistema de coordinación liderado por las Naciones Unidas para garantizar un compromiso colectivo, estratégico y de principios con las autoridades de facto (DFA) para abordar los desafíos operativos (incluida una variedad de problemas burocráticos y administrativos, impedimentos, desafíos para transferir fondos a Afganistán), facilitar una respuesta oportuna a las crisis y realizar una promoción crucial de conformidad con las normas internacionales de derechos humanos.
Los actores humanitarios en Afganistán consideran que la inacción de la comunidad internacional está costando muy cara a la población afgana más vulnerable. Sin esfuerzos rápidos para aumentar el compromiso diplomático y la financiación sostenible a largo plazo, la población, especialmente las mujeres y las niñas, sufrirán durante años. La pobreza es casi universal y las necesidades humanitarias están aumentando debido a la crisis económica cada vez mayor, los impactos del cambio climático, la crisis de género y la disminución de la ayuda.